Por Raúl Zavalía Lagos (Fundación Pro Vivienda Social, FPVS), Guillermina Jacinto y Silvina Carrizo (CONICET) y Salvador Gil (Universidad Nacional de San Martín – UNSAM)

La energía resulta fundamental para el bienestar humano y socioeconómico. Pero ella no representa un fin en sí mismo, sino un medio para satisfacer diversas necesidades humanas, facilitar la realización de diversos trabajos y satisfacer servicios, como iluminación, calentamiento de agua, calefacción, cocción y transporte, entre otros. La eficiencia consiste en usar las mínimas cantidades de energía para lograr esos servicios. En la Argentina, un tercio de la población carece de servicios energéticos adecuados para satisfacer necesidades vitales y de confort. Muchas familias dependen del uso de leña y de gas licuado de petróleo (GLP en garrafas) para cocinar o calefaccionarse. Estos combustibles son entre 4 y 5 veces más caros que el gas natural por red y representan una parte significativa del presupuesto de esas familias. Haciendo un uso racional y eficiente de la energía (UREE), los consumos de energía pueden reducirse considerablemente sin disminuir la calidad de vida y los servicios que ella presta. Esta reducción de consumo disminuye los gastos de estas familias en el pago de sus facturas y constituye una forma sostenible de reducir la pobreza y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Cuidar la energía transforma la eficiencia
en la fuente más económica y deseable.
En este trabajo describimos iniciativas para concientizar
a la población sobre sus beneficios.
En este sentido, acciones colectivas podrían poner en marcha proyectos de eficientización energética y movilizar la participación activa de los usuarios. Diversas experiencias se están activando en la Argentina y el mundo para lograr que los usuarios hagan un uso sustentable de la energía . Actualmente existen varias iniciativas internacionales que trabajan para promover el desarrollo de artefactos de uso domésticos de alta eficiencia, que permitan el acceso a servicios energéticos limpios para las personas más bajos recursos en el nivel global. Estas acciones son estímulos para producir artefactos domésticos que, además de reducir las emisiones de carbono, mejoran la calidad de vida de las personas y contribuyen a un desarrollo sostenible. Estas iniciativas muestran cómo la población puede gestionar la energía para satisfacer sus necesidades.
Un ejemplo local es el proyecto Referentes energéticos barriales (REB) promovido desde la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y organizado por la Fundación Pro Vivienda Social (FPVS)2 con el apoyo de algunas organizaciones y empresas, como Edenor. Consiste en formar a vecinos de barrios del GBA y otras provincias en la práctica de realizar auditorías energéticas en viviendas y brindar asesoramiento a los vecinos para usar más racional y eficientemente la energía en los barrios donde habitan. La instrumentación de diagnósticos de consumos residenciales, realizados por los referentes energéticos barriales (REB) y el trabajo es sus barrios, se perfilan como una palanca de cambio en la gestión energética hogareña y un modelo viable de replicar en otras regiones.
Referentes energéticos barriales
En este proyecto, los referentes energéticos barriales realizan auditorías energéticas, miden los consumos de todos los artefactos eléctricos de la vivienda e identifican los más importantes. Las mediciones directas permiten conocer los consumos claves en el sector doméstico, en cada segmento socio-económico. El trabajo tiene dos estrategias, con acciones equivalentes, que se interrelacionan y retroalimentan:
Estrategia 1. capacitar estudiantes de Ingeniería en Energía de la UNSAM y otras carreras afines de universidades argentinas en la realización de auditorías energéticas residenciales y gestión eficiente de la energía en el sector doméstico
Estrategia 2. capacitar REB a través de un programa de clases virtuales, los participantes fueron originalmente miembros de la Fundación Pro Vivienda Social, a los que se fueron sumando en forma espontánea interesados de otras provincias argentinas. La capacitación se centra en la realización de diagnósticos energéticos de viviendas de distintos barrios del GBA – en general de bajos ingresos – y brindar pautas para la eficientización del uso de la energía en sus viviendas.
Los resultados de estos estudios permiten disponer de una “radiografía” muy valiosa de los consumos domésticos en los sectores de ingreso medio y de bajos recursos .
Un hecho notable es que, tanto en los sectores de ingreso medio, como en lo de bajos ingresos , existen un conjunto de 6 o 7 consumos claves, que constituyen cerca del 85% del consumo de esos hogares. Si se toman medidas de Uso Racional y Eficiente de la Energía, usando racionalmente estos equipos, o con cambio en alguno de ellos por otros más eficientes, es posible reducir estos consumos en un factor 2.
Estrategias de eficiencia y sostenibilidad
Las auditorías energéticas realizadas por estudiantes y los REB son una suerte de “radiografía” que permiten conocer la “anatomía de los consumos domésticos” en el AMBA. Algunas de las sugerencias más frecuentes realizadas a los vecinos para reducir sus consumos son las siguientes: Mejorar la aislación de la envolvente (paredes, techos y aberturas).
- Reducir las infiltraciones de aire, con cintas de carpintero y nylon .
- Optar por una calefacción adecuada y eficiente.
- Regular la temperatura de calefacción con un simple termómetro de pared o regulando los termostatos de algunos equipos. Lo mismo se aplica para refrigeración.
- En refrigeración, usar en la medida de lo posible ventiladores y climatizadores evaporativos, que consumen menos del 10% que un aire acondicionado, sobre todo cuando las temperaturas
- no exceden 30 °C.
- Adoptar sistemas de calentamiento de agua caliente sanitaria (ACS) con etiqueta A en eficiencia, que minimicen o eliminen los consumos pasivos (pilotos).
- Elegir heladeras clase A (o mejor) en eficiencia energética.
- Iluminar con tecnología LED de alta eficacia.
- Calefaccionar solo los lugares que se necesitan.
Reflexiones finales
En los hogares argentinos existen 6 o 7 consumos energéticos claves que en conjunto constituyen alrededor del 85% del consumo energético total. Aquí se debe poner particular atención para disminuir los consumos haciendo un uso racional y eficiente. Reemplazar algunos equipos (calefón, lámparas, heladeras, etc.) y mejorar la aislación de la envolvente de la vivienda, lograría importantes reducciones en los consumos y las facturas energéticas. Las auditorías energéticas contribuyen a realizar un diagnóstico preciso para posibilitar la reducción de los consumos de los usuarios residenciales.
La formación de referentes energéticos barriales llena un vacío en los oficios actuales que se espera que pueda tener una mayor demanda en un futuro cercano, con el fin de lograr una sociedad más sostenible. En base a la experiencia adquirida en este proyecto, la Escuela de Ciencia y Tecnología de la UNSAM está organizando una diplomatura de un cuatrimestre de 90 horas para formar Referentes energéticos barriales. La idea central es que su capacitación les permita contribuir a optimizar los consumos energéticos de sus vecinos y de la comunidad en su conjunto. Iniciativas y acciones que promuevan medidas de uso racional y eficiente de la energía merecen ser difundidas y facilitadas, mediante la implementación de políticas públicas. Impulsar la adopción masiva de artefactos menos devoradores de energía favorece además que bajen sus costos. Con equipos más económicos y de menor consumo se pueden llevar los beneficios de la energía a más personas que, a su vez, disminuirían el costo de las facturas. En paralelo se preservarían recursos naturales y se mitigarían las emisiones GEI. De este modo, al mismo tiempo que aumenta la inclusión social, se construye una sociedad ambientalmente más sostenible. Se avanzaría así, en los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) en los que la Argentina, en 2015, junto a más de 170 países, se compromete a trabajar.
En conclusión, el uso racional y eficiente de la energía contribuye a mitigar la pobreza y mejorar la calidad de vida de las personas. Las auditorías energéticas en los barrios pueden resultar la herramienta para implementar medidas de eficiencia y sostenibilidad.