En 2016 hubo desastres en 108 países de todo el mundo y en 2020 la pandemia de coronavirus provocó incalculables daños planetarios. Para 2030, sin inversiones significativas en resiliencia, el cambio climático podría llevar a 77 millones más de residentes urbanos hacia la pobreza. Para afrontar el crecimiento acelerado y asimétrico de nuestras ciudades, es necesario apuntar a herramientas básicas de tecnología de información y de comunicación, para administrar con eficiencia recursos humanos, materiales y financieros.
En este contexto emerge la “ciudad inteligente” como instrumento dirigido a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y a promover el desarrollo sostenible a través del uso intensivo de tecnologías de información y de comunicación. Representa un sistema de sistemas, es decir, un conjunto de sistemas dirigido a compartir conocimientos e información. Este tipo de ciudades ofrece un modelo diversificado de gestión y nunca opera de forma aislada. Son ciudades innovadoras que utilizan las TIC y otros medios para mejorar el ambiente, la organización urbana, la calidad de vida, la economía, seguridad y gobernanza.
Superada la pandemia, varios interrogantes asoman de cara a un nuevo paradigma que podríamos denominar “Urbanismo postCOVID”. En primer lugar, se requieren nuevos modos de encuentro en barrios y en plazas, nuevos criterios de aprovisionamiento y de recreación, con mayor recualificación del espacio público; con menos vehículos y más bicicletas; con más higiene y salubridad pública; con más terrazas, balcones y patios; con más plazas y más intensa vida de barrio; con esquinas más vitales, a modo de microespacios de proximidad .
Autor: Dr. Guillermo Tella