La actividad de tres horas de duración fue destinada a niños de entre 5 y 10 años.
Esta interesante propuesta consideró a la construcción como una manera de expresarnos que utilizamos desde pequeños, viendo a la arquitectura como un “puente” de vinculación creativa con el entorno y la naturaleza. Esta tarea se abordó desde la observación, los estímulos y la experimentación. Los niños pudieron apropiarse de nuevos recursos, aceptar desafíos e interactuar con el espacio que habitan, y de manera lúdica aprender a transportar un pasaje de la imaginación a una idea en el papel, y luego a un espacio.
Se trabajaron los siguientes conceptos:
– el cuerpo
– nuestra primera casa
– escala, proporciones y estructura
– pasaje de dos a tres dimensiones
– relación del sujeto con la naturaleza
– luz, clima, exterior/interior.
Los materiales utilizados incluyeron cartón, cajas, pliegos de papel, tijeras y crayones.
La convocatoria fue un éxito, completando rápidamente el cupo de 20 niños, número ideal para el trabajo propuesto. Tan grande fue el interés que la delegación se vio obligada a abrir una lista de espera con los chicos que no lograron ingresar en este primer grupo, motivo por el cual se está planeando repetir la actividad a la brevedad.